No sé si reír o llorar al ver un artículo que publica El País sobre una patronal de seguro. Unespa ha tenido la brillante idea de crear un test para calcular cuanto tiempo nos queda de vida. Parece que los horóscopos han pasado de moda y ahora para conocer nuestro futuro debemos someternos a una compañía de seguros. Porque los riesgos crecen en esta sociedad que va rápido, que hace que el individuo se pierda entre tanto cambio y necesite apoyarse en algo que le garantice su seguridad. Pero en realidad, ¿le deja eso disfrutar más de la vida y mejor? No.
Volviendo al test, la verdad es que no tiene desperdicio. Para saber cuanto tiempo nos queda de vida, además de dar datos obvios como el consumo de tabaco o alcohol (todos los que estéis de Erasmus no os asustéis porque el consumo de alcohol os reduzca la esperanza de vida, hay que pensar que esto de beber entre semana es algo transitorio...), el test también nos pregunta cuántas relaciones sexuales mantenemos habitualmente, si respetamos las señales de tráfico o si sufrimos estrés.
Para hacer la gracia y concienciar de que los malos hábitos nos pueden pasar factura, me parece buena idea. Ahora bien, si la intención de este test es hacer creer que podemos controlar nuestra vida (uno de los grandes propósitos de las aseguradoras), es una fantasía que camufla una gran estupidez. Siempre hay una parte de nuestra vida que no está en nuestras manos, que está sometida al azar o para muchos al destino. Una parte que nos hace estar en un estado de incertidumbre. Y justamente ese factor sorpresa es uno de los grandes alicientes de la vida, con el que tenemos que aprender a disfrutar de cada momento...