Thursday, January 31, 2008

Madrid

Madrid de noche. Miles de luces conforman el esquema perfecto de una gran ciudad, que cada vez es más mía y que cada vez suma más recuerdos en mi memoria. Que se queda aquí abajo pero que no me deja decirle adiós. Porque nos une el amor y el odio, porque tenemos una relación tan pasional que necesita pausas. Pero que nos atrapa cuando llega la despedida. La luna en cuarto menguante me empuja hacia esta nueva etapa, hacia una segunda parte que me promete muchas cosas.

Una vez más vuelo. Vuelo de vuelta, pero también de ida. No me da miedo tener grandes expectativas porque sé que marcan los pasos que sigue el segundero de nuestra vida, y porque no hay decepción sin sorpresa... Llego a Maastricht por inercia, sin haber dormido en toda la noche, de repente me encuentro frente a la estación. Miro a mi alrededor, me paro cinco minutos a contemplar esta ciudad llena de rincones escondidos que hay que saber descubrir, que no relucen por sí solos... Me pierdo entre canciones y fotos que van pasando a cámara lenta por mi cabeza, de esas que quedan ahí... Madrid. Cuatro días muy intensos. Plenitud y sorpresas. Charlas inacabadas, esos pocos amigos que están ahí y un ambiente familiar me recuerdan que mi sitio sigue estando aquí, aunque el ritmo de mi vida se acelere cada día más. La despedida siempre es dura. Cada vez más. Porque cada vez los recuerdos son más fuertes...

Saturday, January 26, 2008

Recuerdos

Gente. Gente que camina. Unos mirando al cielo y otros al suelo. Gente que respira. Algunos hondo y con ganas. Unos caminan sin rumbo, otros lo están buscando y los demás saben a dónde van. Unos se levantan por la mañana pensando que va a ser un gran día y otros dan mil vueltas en la cama sin recordar todo lo bueno que tienen alrededor... Unos sueñan demasiado, otros sólo cuentan realidad. Unos aman, otros odian. O quizás, simplemente, todos nos hemos sentido así alguna vez.

Toda esa gente, cada una de las personas que nos rodean, da color a nuestra vida. Pasajeros, transeúntes, conocidos, amigos. Toda esa gente hace que nuestra vida merezca la pena. Unos más y otros menos. Porque reímos o lloramos. Filosofamos o hablamos de cosas insustanciales. Vivimos momentos increíbles. Bebemos, dormimos, tomamos café, viajamos. Aprendemos, nos volvemos locos, gritamos o susurramos. Guardamos imágenes perennes en nuestra memoria, sin miedo a la nostalgia ni al futuro, las almacenamos porque QUEREMOS que queden ahí... Y porque sabemos que han marcado nuestra vida. Porque nos han hecho sentir. El tiempo pasa y al final sólo queda en nuestro recuerdo. Pero un recuerdo fuerte, intenso, que cuando despierta infunde en nosotros una explosión de brillo y roza todos nuestros poros.

Todo da vueltas. Unos vienen y otros se quedan. Otros se van... Nada menos importante y nada para siempre. Por que no todo quede aquí y la vida nos siga encontrando...

Sunday, January 20, 2008

Sueños

¿Cuántas vueltas da la vida? “La vida son escenarios, ahora estás aquí, conmigo, dentro de dos horas estarás en otro lugar, cenando con otra gente... Seguirá siendo tu vida”. Después de escuchar esa frase me di cuenta de que las pequeñas piezas de lo que aparenta ser un puzzle desordenado sólo tienen sentido para uno mismo. Para nadie más. Desde fuera parece un todo incomprensible, una trama caótica. Sólo nosotros somos capaces de comprenderlo. Eso sí, con mucha fuerza de voluntad.
No se descifra todo a simple vista. Por eso me tomo tiempo, me tomo tiempo para pensar en mí, en mis cosas, por muy egocéntrico que parezca creo que es uno de los mejores ejercicios para crecer. Creo que hay que aprender a conocerse, a ordenar el puzzle y a aceptar cada una de las partes que nos componen. Porque nuestra identidad no encaja sola, porque puede ser inconexa y estar desordenada. Aprendo a aceptar lo bueno y lo malo de mí misma, a quererme un poco más. Conozco mis sentimientos, cosas nuevas, que me aturden, me conmueven y a la vez me enorgullecen. Porque sentir es un regalo, un don. Emociones a flor de piel, sueños de cartón, que se rompen en un abrir y cerrar de ojos, pero que se pueden pegar.
Cada día es una sorpresa, no hay que perder el tiempo haciendo planes milimétricos, por eso, porque la vida da muchas vueltas. Pero podemos soñar. Soñar es gratis y, con fuerza, hacemos realidad muchas cosas.