Hoy es uno de esos días en los que me acuesto satisfecha. Quizás al precio de que me duela todo (¿De verdad tengo 21 años? Me asusta...), a costa de que músculo que muevo, músculo que me pega un gritito desde el fondo de mi pequeño ser y me dice que ya es hora de dormir. Me acosté tarde, disfrutando de un libro.
Hacía tiempo que no disfrutaba de un libro. Es uno de esos placeres que he dejado abandonado mucho tiempo. Sé que no me lo voy a perdonar: he malgastado mi valioso tiempo en pensar en mi mundo imaginario, olvidándome de los universos paralelos que se encuentran en la lectura.
Internet, televisión, prensa, vida social, estudios, trabajo... Días y días, de sólo 24 horas, que se me escapan de la mano. Se me había olvidado lo bonito que era esbozar una sonrisa o una sutil carcajada, sentir angustia o acercamiento placentero hacia esos seres creados y perfilados por la escritura y definidos por la imaginación.
Prometo que no voy a olvidar eso nunca más. Gracias a una de mis conciencias (sí, tengo varias, si tuviera que contar sólo con una...) y gran amiga, un “run run”, de esos que nunca escuchas hasta que te hacen pensar, rugía sin cesar desde todos los libros que tengo en la estantería del lateral de la cama. Cada uno lo hacía a su manera, pero todos rugían. Y yo, demasiado preocupada por mi mundo, interpretaba lo siguiente: me preguntaban por qué les tenía tan cerca y les trataba con indiferencia, sin demasiados cuidados. Les miraba. Elegía a uno, le daba mimos y al rato sentía que los demás gritaban celos. Me invadía una sensación que me impedía prestar demasiada atención a cualquiera de ellos. Eso me podría acusar de tener favoritismos, de actuar de manera arbitraria con mis pequeñuelos.
Sí, por muy triste que parezca, esa es una explicación de mi reticencia a la lectura en los últimos tiempos, además de la falta de disponibilidad. En definitiva, excusas baratas encontradas en lo más profundo de mi ego.
Hoy he formulado mis primeras preguntas a una escritora de verdad. Y lo de ayer eran deberes. Pero unos deberes que hice demasiado a gusto como para no permitirme el lujo de proponérmelos a mí misma más que de vez en cuando (desde mi propia conciencia, esta vez) y socializar con los personajillos de los libros.
1 comment:
qué poquito te veo pero como me gusta leerte!!! escribe mas!!!!!!!!!!! como va todo por esas agencias??JEJEJ muaksss
Ro!
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