Oigo el "xucuxu" del tren y el resplandor de un atardecer despejado de nubes hace que la atención de mis ojos se vaya fuera de mis textos de filosofía. Miro por la ventana, segundo piso del tren. Una segunda clase verdaderamente confortable. Sólo veo verde. Verde esperanza, verde dosificador de estrés, que hace sentir que el ruido de este tren que no va a más de 90 km por hora para no contaminar parezca un dócil silbido... Tejados irregulares de casas de campo que se camuflan entre la maleza, caballos que muestran su crin al viento y que disfrutan, como yo, de un sol que se esconde... Las vacas son las reinas del paisaje, animal por excelencia... Ellas sí que comen sin parar (ni que se fueran a acabar los pastos...) aunque sin apenas moverse. Cada cierto tiempo se ve algún canal y también pequeñas zonas industriales... Pero la armonía no se pierde. Voy rumbo a Ámsterdam para hacer un trasbordo y llegar a Leiden hacia las 9 y media. El tren para en Weert. Irrumpe justo a tiempo en la ciudad, nada que ver con Maastricht, a no ser que los edificios cercanos a la estación sean excepción. Aunque las ventanas sean tan cuadradas que recuerden a las de hospital, al otro lado del tren el paisaje cambia, vuelven las casas de ladrillo estrecho con tejado gris y fachada blanca... Eso me hace ver que el cuento está vivo en todo el país. Vuelvo al verde. El sol cada vez brilla más, quizás para reafirmarse en su despedida, y me da una dosis de energía para seguir leyendo.
( Del 15/09/07 ... 19:21)
1 comment:
vaya!! no sabía que te gustaba Isabel Coixet! Mi vida sin mi es una de mis películas favoritas... me alegro, porque no la conoce demasiada gente.
Sigue así.
Besitos.
Ro
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